
de ahí mi modesto intento por capturarlos, para recordarlos en mi lenguaje.
Los paraísos son el suelo firme que se vuelve más liviano a cada paso.
Los paraísos son el canto de sirena y la sirena misma. Son un oasis lleno de agua, el sol del medio día y las esperanzas que nacen la última noche del año.
Los paraísos son las cantinas y todos esos lugares donde se dilapida el odio en forma de dinero, son escapes del mundo vulgar en donde todos tenemos un rostro, un cuerpo y un número.
Los paraísos son tantas cosas, de ahí mi problema para llamarle por su nombre a cada uno.
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